Cuando navegas; siempre confías en tu equipo de navegantes (tus marineros); pero tu buen viaje, a veces, no solo depende de ellos. Dependerá del mar, del viento, de la luna, de sus mareas...
Aun haciendo una buena y meticulosa previsión; todos sabemos que a veces, todo se puede torcer en unos minutos... En ese momento un buen capitán debe saber calmar y reconducir la situación; ayudando a que sus marineros no pierdan la esperanza de que “todo saldrá bien”.
En Triticum, hace días que seguimos navegando en silencio... Durante muchos años; hemos viajado por mundos que no creíamos poder alcanzar; y nos sentimos enormemente afortunados de todos los logros y vivencias. Afortunados de los compañeros que nos hemos encontrado en el camino; y que han confiado en nosotros durante estos maravillosos días que ha vivido la gastronomía.
Ahora toca “reinventarse”; y no dejar que el barco se hunda... el barco donde navegamos todo el sector gastronómico... Toca poder ofrecer humildemente; nuestra pequeña ayuda a los que realmente importan: Los que salvan vidas y no solo barcos... Pronto pasará, pronto amanecerá con el mar en calma... y el sol brillando en nuestros corazones.
¡Ánimo a todos! Mucha luz para todas esas almas que nos están dejando...